12 Nov Exantema boca-mano-pies
¿Quieres conocer un poco más sobre los procesos exantemáticos, y concretamente sobre el boca-mano-pies? Si es así, sigue leyendo por si te puede servir de algo.
A lo largo de nuestra vida estaremos en contacto con una serie de microorganismos que configurarán nuestra diversidad microbiana, y conformarán parte de nuestras defensas, lo que llamamos inmunidad específica. Si pasas una varicela es probable que desarrolles una inmunidad de por vida, y eso quiere decir, disponer de una memoria que se graba en la propia inmunidad, lo que permite aplacar la acción parasitaria de ese microorganismo en próximas exposiciones. Las vacunas están basadas en esta idea, aportan una inmunidad artificial, pero no hay que olvidar la propia capacidad de inmunización natural.
El diseño de esta inmunidad natural es muy interesante, podemos ver cómo se transfieren también anticuerpos protectores de la madre embarazada a su criatura, a través de la placenta. Estos anticuerpos transplacentarios tienen una vida media aproximada de seis meses, y suelen proteger en esa franja sensible de la vida. Una mamá que ha pasado la varicela de forma natural le podrá traspasar anticuerpos que protegerán a su bebé una vez nazca, y esa protección puede ser válida durante esos primeros seis meses de vida, cabe decir que no es una matemática exacta, y en ocasiones no funciona.
A partir de los seis meses de un lactante, la naturaleza le concede la posibilidad de que configure su propio libro inmunológico. Donde registrará un número significativo de procesos y enfermedades leves típicas de la infancia. Quiero decir con esto, que o sí o sí, nuestros hijos e hijas transitarán por una serie de molestas, pero livianas enfermedades que les ayudarán a conformar y madurar sus defensas y sistema inmunitario. En estos procesos se incluyen las enfermedades exantemáticas, habituales en la infancia.
¿Qué es un exantema? Son erupciones en la piel, localizadas o distribuidas por el cuerpo, y que en este caso suelen estar causadas principalmente por virus. Aunque se expresan en la piel suelen tener una repercusión sistémica. Quiere decir que no es un problema de la piel, está ocurriendo algo más general en el cuerpo. Por ejemplo, el exantema súbito o roséola infantil, habitualmente se presenta con tres días de fiebre intensa, y el cuarto día suele desaparecer la fiebre para dar paso a un exantema/sarpullido rosado en el cuerpo, tanto los días de fiebre como los posteriores puede haber malestar e irritabilidad. Este es un proceso leve y típico antes de los tres años de vida.
No estamos desprovistos ante estos virus amigos, el cuerpo reacciona orquestando una serie de síntomas y signos, fiebre para activar la primera linea de defensa, inflamación local para localizar el foco infeccioso y excreción (mucosidad, vómito, diarrea, etc), para drenar y limpiar desechos. Estos síntomas y signos son la expresión del organismo en un intento de preservar el equilibrio y establecer la salud. Podríamos decir, que transitar por estos procesos leves de la infancia, es un entreno deportivo que ayudarán a configurar y madura la inmunidad y el sistema defensivo. Y es por eso que me refiero a estos, como virus amigos. Nuestra cultura y medicina convencional han preferido hacer la guerra a los virus y bacterias, e inclinarse por evitar la patología aguda, aunque esta sea leve, suprimiendo de manera sistemática síntomas y signos, y no siendo muy conscientes que cada vez más la población infantil está sufriendo mayor cronicidad en sus procesos (bronquitis de repetición, atopias, problemas gastrointestinales, etc). Es importante indagar más en esta cuestión.
Los exantemas se pueden expresar en forma de pequeños eritemas , manchas rojas, que al estirar la piel desaparecen. Pápulas, estas son manchitas con relieve. Vesículas, son granitos con líquido dentro. Petequias, puntitos rojos o púrpuras que siempre requieren ser consultados y evaluados. Algunos virus provocan urticaria, y es similar a una alergia, con habones y edemas.
El exantema boca-mano-pie suele ser un proceso leve y autolimitado, esto quiere decir que hará su curso y pasará. Suele estar causado por una serie de virus, de la familia de los Coxsackie y Enterovirus, así que diferentes virus pueden ocasionar un cuadro similar. La característica principal es la formación de pequeñas erupciones, tipo ampollas o pápulas, que pueden estar distribuidas en el cuerpo, son más características fuera y dentro de la boca, palmas de las manos, plantas de los pies y nalgas, y de aquí viene su nombre. Puede cursar previamente con fiebre, pero en muchos casos ni eso. Muchos niños y niñas que transitan por este proceso lo hacen de forma leve y casi sin síntomas.
El virus se transmite por el roce cotidiano, el contacto con las secreciones de la nariz o boca, o al toser. También por el contacto con la heces. La higiene de manos es una medida de protección. Se puede transmitir el virus antes de presentar los síntomas, durante el proceso e incluso semanas después de haber pasado la enfermedad. Hay también niños asintomáticos que pueden transmitirla. Debido a este carácter difícil de prevenir y teniendo en cuenta que es un proceso leve y habitualmente benigno, las criaturas, si se encuentran bien y no tienen fiebre, pueden ir a la escuela.
El diagnóstico es clínico, el profesional según vea y explore determinará si es boca-mano-pie. No siempre es claro y evidente, y si hace falta el pediatra hará el diagnóstico diferencial.
Este proceso no tiene un tratamiento específico, y se tratarán los síntomas que se presenten en función de su intensidad y malestar. Se puede valorar un antitérmico según la fiebre presentada. Algunos niños que presentan alguna debilidad inmunitaria de base, deberán tener algunas otras consideraciones.
Desde la salud natural podemos acompañar el proceso y modular los síntomas. En el caso de fiebre ya hemos visto qué podemos hacer. Cuando se transita por un proceso infeccioso, aunque este sea leve, el niño suele dejar de comer. Esto le permite dedicar los esfuerzos y energía al sistema de defensa, y no agotar anergia en digestiones pesadas. Evitaremos por tanto, grandes cantidades de comida y macronutrientes, proteínas, grasas o hidratos, los lactantes harán pecho a demanda, y los no lactantes es preferible que ingieran mayor cantidad de líquidos o licuados que hidratan, y aportan micronutrientes (vitaminas, minerales y oligoelementos principalmente). infusiones, licuados, caldos, zumos, leches vegetales, etc.
Podéis pensar en infusiones antisépticas e inmunoestimulantes, tomillo y llantén. Si hay heridas que derivan de las vesículas, que se han abierto deberemos protegerlas para evitar que se puedan sobreinfectar, podremos hacer infusión de tomillo y caléndula, y empaparemos con esta una gasa jabonosa (que podemos encontrar en la farmacia), y limpiaremos bien la zona, luego miraremos que quede bien seco y limpio.
Normalmente el exantema cutáneo es la parte final del proceso infeccioso, y el organismo utiliza la piel como vía de excreción. Muy probablemente para activar y eliminar los productos de desecho que se han producido en el tránsito del proceso infeccioso. Me atrevería a decir que es orgánico y natural transitar en la infancia por estos procesos, y que a su vez, favorece la resiliencia del sistema inmune.