Salvemos a nuestro Médico Interno Residente

Hablamos de la importancia de cuidar nuestros médicos de la Sanidad Pública, ya que son una pieza imprescindible en el funcionamiento del sistema. Igualmente en nuestra Sanidad Personal, deberíamos cuidar nuestro Médico Interno, es un médico residente en ti, dotado de miles de años de experiencia, especializado en la adaptación, en preservar el equilibrio del cuerpo y en repararse y autocurarse. Te daré algunos consejos para cuidar a tu Médico Interno.

Seguramente más de una vez has notado cómo tu cuerpo empieza a enfermarse. Sueles perder capacidad de concentración, te sientes más cansada y todo te supone un esfuerzo, también dejas de tener apetito y te percibes más destemplada. En ocasiones notamos pesadez en la cabeza, otras veces molestias al tragar o dolores musculares, por lo que nos sentimos mal, más susceptibles y cansadas.

Ante estos síntomas previos a la enfermedad, en una cultura farmacológica nos preparamos para tomar analgésicos u otros antiinflamatorios. La enfermedad nos limita, asusta y frena nuestra cotidianidad y productividad. No vemos que nuestro Médico Residente está trabajando, y que esta suma de síntomas iniciales es la expresión de nuestra capacidad propia de preservar el equilibrio interno, la adaptación con el medio, y de esta manera salvaguardar la salud general. Deberíamos escuchar nuestro cuerpo y darle lo que necesita.

Nuestro Médico Interno tiene el cometido de optimizar los recursos y redirigir la energía al sistema inmunitario. Es por eso que perdemos la concentración y el apetito, y nos sentimos y cansados. Estos procesos son secundarios ahora. Lo prioritario es aumentar la temperatura corporal (fiebre), lo que a su vez favorece el incremento de las células blancas de defensa. Se crea una inflamación localizada habitualmente en la mucosa de nariz y faringe para aislar el microorganismo, identificarlo y crear un campo de batalla controlado. Necesitamos micronutrientes, (cobre, manganeso, vitaminas, etc) e hidratación, para dotar de recursos a nuestro Médico Interno para responder de forma inmediata, generar inmunidad específica y para reparar el daño inflamatorio.

Cómo vas a colaborar con tu Médico Interno?

  • Aprende a escuchar tu cuerpo y a sentir los síntomas previos a la enfermedad. Tenlos en cuenta, párate y descansa
  • Dale reposo a tu cuerpo y a tus músculos. Mejor estirado y permítete  una cura de sueño. Es fantástico!
  • Es muy probable que hayas perdido el apetito, por tanto respeta el ayuno que te pide el cuerpo. Los bebés y los niños lo hacen de forma espontánea
  • Deberías hidratarte y aportar micronutrientes. Toma agua, caldos, algún zumo natural e infusiones
  • Tienes 5 plantas medicinales mediterráneas fantásticas por su acción inmunoestimulante y antiséptica, el tomillo, romero, orégano, ajedrea y llantén, hazte una infusión. A partir de los 6 meses, a los bebés se les puede preparar eventualmente infusiones suaves de tomillo y llantén
  • Dónde han quedado las sopas de ajo y de tomillo?, ahora es el momento
  • Necesitas calentar las partes del cuerpo que sientas frías, y evita tener frío
  • Cuando tengas fiebre, mira de enfría aquellas partes del cuerpo más calientes. En adultos la sudoración y la consecuente transpiración ayuda a la refrigeración y modulación de la fiebre. En bebés realizamos piel con piel y lactancia materna
  • Reduce estímulos visuales y auditivos. No quieras trabajar en los síntomas iniciales y durante el proceso agudo
  • Evita alimentos procesados, aditivos y calóricos. Evita lácteos y sus derivados, azúcares y alimentos que los contenga. Suprime durante unos días el gluten y harinas refinadas
  • Puedes tomar un Chai casero con leche vegetal, por 500ml de leche, añades los siguientes ingredientes: 1 dátil y un 1 higo seco troceado, 1 clavo de olor, 1/3 de ramita de canela ceylan, la piel de un limón y una pizca de regaliz. Que hierva a fuego lento durante 10 minutos. Una vez apagado el fuego, lo dejáis reposar tapado durante 10 minutos y después ya lo podéis colar y tomar. (*) los bebés pueden tomar este preparado a partir de 10 meses, pequeñas cantidades durante el día

Otro punto importante y a tener en cuenta, es transitar el proceso sabiendo que un otro te está prestando atención. Sentir que alguien te cuida, y sigue el curso y evolución del proceso. Para las criaturas es muy importante que sientan que sus mamás y papás están tranquilos y confiados, a su vez ellos se sienten acompañados por profesionales que confían en ellos, les aportan información y conocimiento, y los hacen partícipes de su proceso.

Debemos hacer una reflexión, cada vez más evitamos la patología habitual aguda por la molestia que nos ocasiona. Lo hacemos por medio de un uso excesivo de farmacología supresora, que debilita y no cuida la función de nuestro Médico Residente. Tener un Médico interno inhabilitado, agotado o estresado favorece la patología crónica, la autoinmunidad y la recidiva.

Cuidemos nuestra Sanidad Personal, preservemos a Nuestro Médico Interno Residente!